¿Cuántas veces te han dicho o has escuchado: “Tienes que desayunar, es malísimo no hacerlo”?
Es cierto que el hábito de desayunar a diario y de forma saludable se puede relacionar con personas de normopeso o atléticas. Pero, esto no quiere decir que no hacerlo sea sinónimo de tener malos hábitos.
Cuando se establece esa relación directa entre personas que desayunan y la disminución en las tasas de sobrepeso y obesidad, en mi opinión la relación se debe a que estamos ante una población que se preocupa y cuida su alimentación en todos los sentidos. Generalmente se trata de personas que llevan unas rutinas relativamente estrictas, hecho que evita que se salten una de las comidas principales, el desayuno.
El desayuno es importante siempre que sea imprescindible para completar las necesidades energéticas diarias del individuo. Sin embargo, cuando una persona logra alcanzar sus objetivos nutricionales con el resto de comidas, deja de ser importante y pasa a no suponer ningún problema saltárselo.
De hecho, me atrevería a decir que hay muchas situaciones en las que es incluso mejor no desayunar que hacerlo mal y rápido. Muchos os estaréis echando las manos a la cabeza pero, vamos a imaginar un desayuno tipo de un niño de 10 años que, posiblemente, se levante sin hambre:
- Un vaso de leche con Cola-Cao, Nesquik o sucedáneos
- 3 galletas príncipe
- 1 vaso de zumo de frutas industrial
Un desayuno mucho más habitual de lo que parece. Si examinamos cada alimento por individual, el único producto nutritivo del desayuno es la leche y ha sido “envenenada” con mucho más azúcar del que podríais imaginar al añadirle el Cola-Cao.
Así que, efectivamente, este es un caso en el que es mejor no desayunar. Quizás el niño se levante sin hambre y rechace una pieza de fruta recién levantado, pero, probablemente, cuando comience a sentir hambre, acepte esa pieza de fruta sin rechistar.
¿Cuál sería, entonces, el desayuno ideal?
Como siempre hemos dicho, no existe ninguna comida ideal para toda la población, todo depende de las necesidades energéticas de cada uno, de su nivel de actividad física y de sus gustos.
Aún así, si eres de los que adora desayunar, un buen desayuno estaría compuesto por:
- Cereales integrales e hidratos de carbono de calidad (pan 100% integral, copos de avena, copos de maíz, arroz inflado, fruta deshidratada..)
- Proteína de calidad (queso fresco, frutos secos, pavo, atún, huevos, leche..)
- Grasas saludables (aguacate, AOVE, frutos secos..)
- Fruta fresca (mejor entera que en zumo o batidos)
Es decir, si no desayuno no pasa nada, ¿verdad?
Absolutamente nada.
Si no acostumbras a desayunar y tu ingesta en el resto de comidas es suficiente, no te preocupes. Continúa con tus hábitos siempre y cuando sean saludables y suficientes.
Por lo tanto, desayuna solo si es para:
- Saciar tus necesidades energéticas
- Saciar tu hambre
- Mantener un equilibrio en tu dieta en cuanto a macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas)
- Sentirte bien y mejorar tu salud
- Crear tu rutina si es como mejor funcionas
- Motivarte para seguir comiendo sano durante el día
- ¡O, simplemente, porque te encanta!
¡Gracias por leernos!
Carlota Fernández Viejo
Futura Farmacéutica y Dietista Nutricionista
Autora de @nutriaconsejame